lunes, 18 de noviembre de 2013

Córdoba atrae a miles de fieles en un multitudinario acto rociero


LEIDO EN EL DIARIO CORDOBA



La ciudad se hizo  Raya Real y la Catedral ermita para vivir un acontecimiento histórico en torno a la popular devoción a la Virgen del Rocío, marcado por la visita a la ciudad del Simpecado de la hermandad matriz de Almonte. Con más de media hora de retraso, se iniciaba el traslado del Simpecado de la hermandad de Córdoba y el de la matriz a la Catedral en un ambiente festivo amenizado por la escuela de tamborileros de Almonte. Un retraso que se extendió al resto de hermandades: Priego de Córdoba, Lucena, Cabra y Puente Genil, que cada diez minutos aproximadamente tenían que abandonar un templo para llegar a la misa pontifical celebrada en la Catedral.

La primera en hacer su entrada en el templo fue la hermandad de Priego que, a los sones del tamboril y la flauta, cruzaba la Puerta de las Palmas y así, sucesivamente, hasta que a las 17.30 horas todos los simpecados estaban ya colocados en el altar mayor de la Catedral, justo en el momento en el que la música rociera daba el inicio a una solemne ceremonia oficiada por el obispo de la diócesis Demetrio Fernández y concelebrada por medio centenar de sacerdotes. Antes de finalizar, el obispo bendijo un relicario con una reliquia del beato Juan Pablo II, que desde ayer lucirá en el Simpecado de la hermandad de Córdoba.

La eucaristía fue seguida por casi 4.000 fieles, entre los que se encontraba el alcalde de la ciudad, José Antonio Nieto, y distintos representantes del Consistorio; el vicepresidente primero de la Diputación, Salvador Fuentes; varios diputados provinciales, el presidente de la Agrupación de Cofradías y representantes de hermandades de gloria de la ciudad, entre otros.

Tras la ceremonia, comenzó una extraordinaria procesión por las calles, con parada en la plaza de Las Tendillas, ante un artístico altar instalado por la Agrupación de Cofradías. Desde aquí, el alcalde destacó la "sólida unión" de las hermandades de la diócesis mientras el presidente de la hermandad matriz de Almonte, Juan Ignacio Reales, subrayaba el "testimonio de fe" del acto celebrado ayer, señalando que para Almonte ha sido un honor estar en Córdoba, "ciudad que ya es ejemplo y bandera en la historia del Rocío". El acto concluyó con la bendición del obispo y un emotivo canto de la Salve Rociera que deleitó a los miles de rocieros presentes.

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