La campaña de la aceituna arranca marcada por la incertidumbre y por una sensación agridulce. Por un lado, todos coinciden en que este año se superará con creces la recolección del pasado. Pero este aumento de producción no se traducirá obligatoriamente en beneficios para los olivareros, ya que la falta de lluvia y la caída de los precios arrojan muchas dudas sobre la rentabilidad de la cosecha.
El aforo del olivar previsto por la Junta de Andalucía refleja una producción de 1,3 millones de toneladas de aceite en la región, un 32% respecto a la media de los últimos cinco años. En Córdoba, se prevé 1.398.947 toneladas de aceitunas de almazara y 273.774 toneladas de aceite. Sin embargo, para la Asociación de Jóvenes Agricultores (Asaja) de Córdoba estos datos «podrían variar entre un 5% y un 10% por la climatología». Fuentes de la patronal agraria indican que la campaña lleva un retraso de unos 20 días, lo que quiere decir que «a estas fechas la aceituna aún no ha terminado de acumular todo el aceite que podría (la síntesis lipídica no ha finalizado). De hecho en las zonas en las que ya se ha comenzado la recolección, los rendimientos están siendo varios puntos por debajo de lo normal».
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