jueves, 29 de mayo de 2014

La escultura de los patios, de carne y hueso







En la hora de charla que ha durado la elaboración de este reportaje,una docena larga de personas ha hecho parada ante la escultura que rinde homenaje a los patios en la Puerta del Rincón. Su autor, José Manuel Belmonte, mira de reojo la reacción que provoca su obra, que ha cogido vuelo para asentarse entre la gente de la ciudad como propia. Cuando pasea por la zona, explica, se ha encontrado una y otra vez con esta estampa, la de móviles desenfundados para hacerse o hacerle una fotografía a la figura, la joven de la caña y la lata que riega las macetas.

Lo que no es conocido, porque pertenece a la intimidad del autor, es el proceso por el que la obra se hizo. Y lo que sabe muy poca gente es que, aparte de la inspiración, José Manuel Belmonte tuvo musas, modelos. Dos en concreto, María Chacón y Matilde Cabello, para llegar allí donde se necesita tomar del natural. Determinados gestos, posturas, que solo pueden hacerse con alguien real delante. Detalles que solo se captan con un cuerpo humano.

José Manuel Belmonte emplea un proceso artesano. Sobre una primera estructura metálica modela con un material blando, como la plastilina, la totalidad de la obra. Primero, la figura, con el objetivo de que sus esculturas sean fieles «a un ideal de belleza». Después, la ropa y los detalles ya realizados sobre un maniquí. Pistas en muchos casos relacionadas con la tradición cordobesa: La marroquinería del calzado, el moño, la flor en el pelo. Hasta el más mínimo detalle es producto de la presión de las manos.

Esta obra no se realizó primero en miniatura para luego llevarse a la realidad. Se hizo, desde esta etapa inicial, al tamaño que puede verse en la Puerta del Rincón. Los siguientes pasos forman parte de la manufactura del taller de Belmonte. Primero, un molde. Después, la fundición final, que se realizó en Madrid, más un trabajo minucioso de repaso y detalle hasta conseguir el resultado final. Meses de trabajo que se resumen en un párrafo.

Las modelos

María Chacón es una de las modelos que posaron para el escultor para conseguir la figura final. Estudiante de Bachillerato, tiene genes artistas. Es hija de Dori Serrano, la pintora e ilustradora cordobesa que expone estos días junto a Pepe Amate en el Colegio de Abogados. María tiene evidentes similitudes con la obra que ha inspirado. El mismo cuello, el óvalo del rostro, la forma de los hombros. A su lado, la escultura es una especie de hermana mayor de la María real.

Solo amigos y sus familias saben que ella, la chica de la camiseta de Metallica, es la joven de la caña. Y dice que el proceso de posar le gustó, que fue muy natural, como el resultado de tener en una esquina de Córdoba a una joven que riega plantas una mujer que le da un aire.

Las manos y los pies no son de María. Ni de la imaginación del autor. Pertenecen a alguien que suele emplear sus dedos para crear. La escritora Matilde Cabello, que acaba de publicar su última novela novela –El pozo del manzano (Editorial Buendía, Tiendas de la Cultura)- prestó sus manos y sus pies para el resultado final, algo así como el detalle final. El escultor y la autora de «Wallada, la última luna» son buenos amigos. «Belmonte trabaja absorto, en sus cosas, y es impresionante ver cómo de un pellizco de material, crea formas», dice Matilde Cabello. Durante las sesiones de trabajo, al escultor le anunciaron que recibiría el reconocimiento del Día de Andalucía por su dilatada trayectoria artística.

José Manuel Belmonte asegura que la idea de la escultura a los patios llevaba rondándole tiempo en la cabeza. Como ocho años. Y que se concibió para otro lugar, el acceso al barrio del Alcázar Viejo. Define su trabajo como el un cirujano plástico. «Quito y pongo», dice, hasta conseguir lo que va buscando en una mezcla entre imaginación y realidad.

La chica de la caña, el homenaje a los patios, será en el futuro un conjunto escultórico. La mujer simboliza el presente, el hoy, dice su autor. El reconocimiento a las personas, muchas de ellas mujeres, que cuidan de la cordobesa tradición. El resto se irá desvelando. Mantengamos el misterio.

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