Restaurante en Córdoba Restaurante Sociedad Plateros Maria Auxiliadora. Para comer en Córdoba establecimiento especializado en bacalao, cocina cordobesa y también cuenta con una carta apta para celiacos. con un patio típico Cordobés, con bodega propia de crianza .La Sociedad de los Plateros de 1868, de la calle Maria Auxiliadora de Córdoba Manuel Bordallo Romero, gran profesional del arte culinario que colabora una cocina exclusivamente la tradicional cordobesa y la especializada en Bacalao.
sábado, 5 de julio de 2014
Se cumplen 75 años desde que el legendario Manolete tomara la alternativa en la plaza de toros de Sevilla
LEÍDO EN ABC
Una tarde imborrable. El 2 de julio de 1939, hace hoy 75 años, el diestro más reconocido a nivel mundial en la historia de la Tauromaquia, Manuel Rodríguez Sánchez «Manolete», pisó el albero de la Real Maestranza de Sevilla para hacer el que fue su último paseíllo como novillero. En esa jornada, a las seis y media de la tarde se abrió el portón burdeos del coso hispalense para que el respetable pudiera ver en figura al citado espada acompañado de su padrino, Manuel Jiménez «Chicuelo», y del testigo de la ceremonia, Rafael Vega de Los Reyes.
A dicha cita había llegado Manolete con un total de cuarenta y seis novilladas toreadas a sus espaldas en una coyuntura histórica donde aún coleaban las secuelas de la Guerra Civil. Por ese tiempo, el interés que despertó el cordobés ya se constató en cosos como el propio de Sevilla, con dos tardes antes de la cita o en las plazas de Madrid, Barcelona, Zaragoza y Valladolid, donde también por partida doble habían vivido la experiencia de su presencia en un año en que había toreado en Córdoba y Cabra con anterioridad.
La tarde de la alternativa de Manolete estuvo promovida por la Asociación de la Prensa de Sevilla, dado que se trató de la Corrida de la Prensa. En el cartel, reconocible aún en tonos sepia y con letras rojas se podría leer «¡Gran Acontecimiento Taurino!» en su encabezado, mientras que en la parte izquierda y a modo de columna se fijaba el perfil de los participantes con una fotografía de cada uno de los diestros donde se detallaba que se iban a lidiar reses de la ganadería de Don Clemente Tassara.
El crítico Juan Manuel Vázquez especificó en la crónica publicada en ABC que «logró el valiente cordobés un gratísimo doctorado» ante un «gordo, bien puesto, alto de agujas, ¡un buen mozo!» astado, según señaló. La res que saltó al ruedo con el nombre de «Mirador» no sólo pasó a la historia por ser el primer toro al que dio muerte el que sería cuarto Califa, sino por haber sufrido un cambio de nombre antes del hecho en cuestión. El toro se llamaba «Comunista», según reflejan múltiples textos taurinos, algo que no se podía consentir en la España que acababa de terminar la Guerra Civil.
Manolete recibió a su primer oponente en la falda del tendido siete. Señala el crítico que lo hizo «reposado y ceñido» y que los aplausos recibidos en el saludo se volvieron a repetir en el quite. Tras las banderillas de Cantimplas y Blanquito se produjo el protocolario acto de intercambio de trastos. Según ha trasladado con los años, fue el propio Chicuelo quien advirtió al torero sobre el mejor pitón del toro, señalándole a su vez una frase que pudo sonar de la siguiente manera: «Tú eres Manolete y lo puedes torear por cualquier pitón».
Sin puntilla
En esas dio inicio la faena con la tela, y no defraudó en absoluto. «Con la serenidad en él habitual, obligando mucho al toro, bastante quedado, desarrolló el cordobés una excelente faena, durante la cual, luego del ayudado, el alto y el de pecho, acometió el natural con ceñimiento extremado, y a continuación, ya en el centro del anillo, unos adornos de sobria traza, muy toreros. Magistralmente, como él sabe, ejecutó el volapié despacio, por derecho, bajando la muleta y cruzando impecablemente, y la estocada, que quedó en todo lo alto, hizo rodar al bicho, tras una agonía breve y duda, sin necesidad de puntilla. Las orejas y la ovación circular y entusiasta refrendaron el ingreso del joven paisano de Guerrita en la más alta categoría del arte», sentenció el crítico.
Esa jornada vespertina en la Real Maestranza posibilitó el doctorado del que a posteriori fue el cuarto Califa del Toreo. Fue una tarde inolvidable, también para Chicuelo que deslumbró como también lo hiciera el «monstruo de Córdoba». Ese día, Manolete inicio su particular camino hacia la eternidad, que duró ocho años largos y terminaría abruptamente en Linares.
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