Diario Córdoba
Que es un año histórico para el Córdoba es algo que se sabe. Solo basta con darse una vuelta por la ciudad y ver la cantidad de niños que se pasean con la blanquiverde, algo difícil de ver antaño entre tanto seguidor de Madrid y Barcelona. Porque hasta la fecha, cualquier niño futbolero te sabía decir a la perfección la alineación de los dos grandes de España, pero tenía dificultades para decir el nombre de tres jugadores del Córdoba. Y es que los cromos hacen mucho para los más pequeños.
Por eso, desde que salen las estampas a la venta hasta un par de semanas después del cierre del mercado futbolístico más de un centenar de aficionados se dan cita en el boulevard del Gran Capitán para hacer negocios con los cromos en una suerte de mercadillo improvisado. No faltan los intercambios, pero ya no se estila tanto las apuestas. Los clásicos juegos con las cartas en las que el perdedor pagaba 20 estampas de su montón que eligiese el ganador o 40, si las escogía el derrotado. Ahora, simplemente, se compran las que faltan. O bien en este mercadillo o bien por internet.
Cada sobre cuesta 60 céntimos, pero los coleccionistas los compran en cajas en los almacenes y ponen los excedentes a la venta en el boulevard. De esta forma, su álbum le sale prácticamente gratis, porque lo que es lucro, poco. Las estampas básicas se venden a 10 céntimos. Las del Córdoba están a 30. Las que son brillantes, de la los crack, están a 50 céntimos. Y los fichajes, depende de a qué edición corresponda. Porque el álbum de Paninni tiene varias ediciones, de ahí que haya estampas con jugadores como Raúl Bravo, Pedro o Uli Dávila que ya no lucen la blanquiverde. Aún falta por salir alguna edición más.
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