martes, 24 de junio de 2014

EL CÓRDOBA YA ES DE PRIMERA


Reflexiones de Rafael Romero de Diario Córdoba:

La inmensa mayoría de quienes ahora bailan y cantan al Córdoba CF en Las Tendillas no habían nacido aún cuando los últimos blanquiverdes de Primera echaron el cierre, hace 42 largos y hasta ayer eternos años de destierro por campos de Segunda. 42 años que se han llevado por delante a generaciones de aficionados, dirigentes, técnicos, jugadores y también empleados del club; ilusiones, proyectos y desvelos que Uli Dávila --un mexicano menudo y de prestado de un equipo inglés, cosas de la globalidad de nuestros días--, en Las Palmas de Gran Canaria, fulminó apelando a la épica que ha acompañado este tercer ascenso a la élite del fútbol español.

El éxito fue coral, pero tuvo desde el primer día un padre firme y empecinado en conseguirlo: Carlos González. Llegó y prometió a Córdoba un ascenso a Primera en tres años, y a los tres años ascendió a su club y ahora también el de todos, los que ya estaban y los que se esperan con los brazos abiertos. El camino ha mezclado broncas y odios irracionales, pero también ilusión en su primer proyecto con Paco Jémez, que ya dio un primer aviso serio; una Copa que moló con Rafael Berges a la cabeza, que acabó en el germen del desencuentro del inicio de la actual temporada, la tercera bajo la actual presidencia, que en su tramo final de Liga con Albert Ferrer ha traído la catarsis necesaria a una ciudad que será proyectada a la Liga de las Estrellas.

Pero no solo es el triunfo del empeño, del trabajo en equipo y la superación personal y colectiva, sino el comienzo de una nueva etapa del nuevo cordobesismo. De una nueva Córdoba necesitada de referencias y de nuevos retos. El Córdoba CF ha mostrado un modo de hacer las cosas. Seguramente muchos de los errores que provocaron las divergencias con ciertos sectores de la ciudad y su clase dirigente (política, empresarial y social) encuentren ahora bajo el tamiz del ascenso puntos de armonía necesarios para construir un club más fuerte; una ciudad más firme ante el reto de Primera.

Más allá del glamur que puedan traer cada quince días los Messi, Cristiano Ronaldo y compañía --¡cuántas veces hemos recordado desde entonces la visita del Barcelona en la anterior edición de la Copa del Rey!--, lo que está en juego es el proyecto del Córdoba en Córdoba. Son muchas las asignaturas pendientes y los desafíos: una mayor implicación de la ciudad en un club visto por muchos como ajeno y con reticencias más o menos justificadas pero salvables; una mayor implicación de la clase política en proyectos necesarios para el crecimiento de la entidad (conclusión de El Arcángel y su cesión legal, puesta en marcha de la tan necesaria ciudad deportiva...), apoyo empresarial en quien redundará buena parte de los ingresos previstos en Primera (se estiman en más de 30 millones de euros), y también social que ponga fin a tres años de divisiones entre la afición, en especial en los colectivos de peñas. De nada serviría un ascenso, salvo placebo de vanidad, si no va acompañado de un proyecto de unidad entre el club y su gente.


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