LEÍDO EN DIARIO CÓRDOBA
Se trata de una colección "muy representativa" de su "imaginario poético". Destaca 'Fuensanta', el lienzo por el que más dinero se ha pagado
La exposición Julio Romero de Torres. Entre el mito y la tradición , que ha podido verse hasta el pasado 9 de septiembre en el Museo Thyssen de Málaga, se inauguró ayer en el Museo de Bellas Artes de Sevilla y muestra 28 obras del popular pintor cordobés, inmortalizado incluso en la copla que lo reconoce como el artista que "pintó a la mujer morena". La mujer morena, racial, andaluza, sensual pero de cierto aire místico marcado por el quietismo simbólico se convirtió en el principal motivo de su obra como a lo largo del siglo veinte han demostrado carteles y billetes de banco, unas reproducciones que, sin embargo, han ocultado sus principales valores como artista.
Así lo explicó Lourdes Moreno, comisaria de la muestra promovida por el Museo Thyssen de Málaga y que estará en Sevilla hasta el 12 de enero, al asegurar que esta selección de cuadros revela "la esencia" del pintor porque todos los reunidos en Sevilla "son muy representativos y propios de su imaginaria poética". Entre ellos está el retrato titulado Fuensanta , el que ha alcanzado un precio más elevado de todos los de Romero de Torres, 1.375.000 euros en subasta, y una de las imágenes que más contribuyó a crear el mito del pintor de la mujer morena, un lienzo que estuvo en la Exposición de 1929 en Sevilla, meses antes de la muerte del artista, que luego estuvo en una colección en Argentina y finalmente fue adquirido, a ese precio, por un coleccionista español.
Ramón Pérez de Ayala describió que Romero de Torres tenía "planta de torero de hace veinte años" y que siempre iba con sombrero cordobés. Su amigo Valle-Inclán contribuyó a mitificarlo y darle categoría de personaje. El pintor, según Lourdes Moreno, fue admirador de la tradición, de Goya y de los pintores del Renacimiento culto y amigo de escritores, de quienes se dejó contagiar el pesimismo del 98 que trasladó a sus lienzos más oscuros y con el que "castellanizó el silencio de Córdoba".
De Valle-Inclán tomó cierta inclinación al ocultismo, al quietismo estético y una idea de tragedia basada en que "los elegidos por los dioses están marcados por un destino infausto". Aunque Francisco Villaespesa lo definió como "hombre triunfal en toda Andalucía" y la comisaria de la muestra lo ha tildado de "el más medularmente andaluz de todos los pintores", otro escritor y artista, José Moreno, lo tachó de "relamido, manido y acaramelado" en un debate sobre el valor de su obra que ha estado vigente todo el siglo XX.
Esa polémica se ha debido a que mientras en el interior de España pintores como Romero de Torres, pero también como Sorolla, se aferraban a la tradición, fuera de España artistas como Dalí y Picasso rompían decididamente con la misma. Como "el más digno representante del pensamiento de toda una época" lo definió Lourdes Moreno al asegurar que su obra es "una corriente propia dentro del simbolismo".
Las 28 obras se han ordenado en cuatro partes: una primera que trata de ofrecer una "definición de su poética", y las siguientes señalan que "a través de la alegoría se vinculó con el simbolismo", que fue un retratista muy demandado por la burguesía y los artistas de su época y cómo el erotismo y la sensualidad marcaron su obra.
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